martes, 7 de enero de 2014

CAPÍTULO 14 - JULIA: DESCRIPCIÓN DE UNA VISITA

Me hizo pasar, me pidió que

me siente: "siéntese, señorita", dijo. Lo había imaginado

más delgado, más envejecido

por la muerte de Carmen. "Usted debe haber oído

muchas cosas, ¿no es así? Pues no crea

tanto

en lo que puedan decirle. Yo mismo: ¿le parezco

un hombre digno de confianza? En cualquier caso,

le hablaré de dos perros", dijo. Y dijo

que se llamaban Pastor

y Castor, y que eran ovejeros. "Muertos

en marzo, los dos. Fíjese, los dos

en una noche. Albert

no supo explicarnos cómo: no es lógico, con tanto 

aire como hay en este mundo, que dos perros

se asfixien en un jardín, ¿no es

cierto?" Miré por la ventana, se veían

los destellos del sol entre las hojas

de una higuera; Carles me llamó 

la atención: "Beba su café, señorita; no hay nada

que usted pueda ver allí, o al menos

no de día". Le pregunté si sentía

temor

por permanecer en aquella casa. "Juzga usted

mal; olvida que a mi edad

el temor y la curiosidad

raramente son motivos de peso", dijo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario