Casi no hablaba
yo; con el periódico
plegado bajo el brazo, y mi
boina, mientras abría cáscaras de semillas
de girasol, con el pulgar y el
índice, ajustando
un poco la presión de las uñas hasta oír
el chasquido, el crujido, por sobre el sonido interminable
de la lluvia
del café de la plaza. Nikos —el
maestro
del realismo culinario— comentaba
la fiesta: "invadido
por ancianas vestidas de lila y morado, (el pueblo)
parecía una jaula de aves exóticas, con sus
pintores de marinas; y sus
funcionarios". También Mr. Thomson —director
en vacaciones del Matrimonial
Post— podría coincidir conmigo,
cuando escribí que "la virtud
como el capital, tiende a concentrarse".
-
lunes, 28 de abril de 2014
lunes, 21 de abril de 2014
CAPÍTULO 27 - ISABEL: EN EL AVIÓN, PRIMEROS PENSAMIENTOS
Despegarse del suelo
para entrar en esta suspendida comarca de la ausencia,
mi no estar
en la isla, junto a Pedro y los chicos,
en como una extraña desviación del rumbo de las constelaciones:
un inverosímil suceder aparecido en la bóveda del cielo.
Nada de esto es real, ni esas nubes debajo
ni el asiento al que aún permanezco sujeta
ni la memoria
abstracta de la muerte de Carmen.
Carmen,
en expulsión definitiva de sí msima,
con la asfixia entrándole
por boca y por nariz
como en las de un conejo hundidas en coñac.
Nada que lo anunciara, fuerte y gozosa de todo como era.
Ahora que voy revelando su rostro de mujer en mis propias facciones,
tan parecidas ambas a mamá
como avatares de una sola imagen.
Y aquellas frutas que me daba cuando yo era una niña:
las brevas en su tiempo,
los arándanos,
tan dulces y jugosas
las naranjas de ombligo.
En la isla las hay pero nunca me prodigaron aquel gusto de sol,
aquel caudal de miel, la sensación de estar saboreando un fruto hecho por Dios.
Qué hará oncle Carles ahora con los árboles, la luz de las mañanas
sobre campos y huertos,
y con la servidumbre de su vida confinada a su mala mitad.
para entrar en esta suspendida comarca de la ausencia,
mi no estar
en la isla, junto a Pedro y los chicos,
en como una extraña desviación del rumbo de las constelaciones:
un inverosímil suceder aparecido en la bóveda del cielo.
Nada de esto es real, ni esas nubes debajo
ni el asiento al que aún permanezco sujeta
ni la memoria
abstracta de la muerte de Carmen.
Carmen,
en expulsión definitiva de sí msima,
con la asfixia entrándole
por boca y por nariz
como en las de un conejo hundidas en coñac.
Nada que lo anunciara, fuerte y gozosa de todo como era.
Ahora que voy revelando su rostro de mujer en mis propias facciones,
tan parecidas ambas a mamá
como avatares de una sola imagen.
Y aquellas frutas que me daba cuando yo era una niña:
las brevas en su tiempo,
los arándanos,
tan dulces y jugosas
las naranjas de ombligo.
En la isla las hay pero nunca me prodigaron aquel gusto de sol,
aquel caudal de miel, la sensación de estar saboreando un fruto hecho por Dios.
Qué hará oncle Carles ahora con los árboles, la luz de las mañanas
sobre campos y huertos,
y con la servidumbre de su vida confinada a su mala mitad.
lunes, 14 de abril de 2014
CAPÍTULO 26 - BORIS: DESDE ALGÚN PUNTO DE LOS PIRINEOS
En cada uno de mis pasos debe haber un
sentido —una dirección precisa. Y
todo puede
observarse, medirse; como
yo mismo:
voy a los tumbos, liderado por el viento, por lo que se deje
olvidar, lo que se vaya
lejos, esquivando los pueblos. Una
velocidad y un
intento de esconder lo visible:
el cansancio, las botas agujereadas, la
nieve: despegarlo
del resto, la voluntad, la
orden de captura —lo que dice la prensa de
allí: y que también se desvanece
con esta bruma intensa. Así
avanzo hacia el
silencio, hacia ser una silueta improbable —
algo en lo que nadie cree.
sentido —una dirección precisa. Y
todo puede
observarse, medirse; como
yo mismo:
voy a los tumbos, liderado por el viento, por lo que se deje
olvidar, lo que se vaya
lejos, esquivando los pueblos. Una
velocidad y un
intento de esconder lo visible:
el cansancio, las botas agujereadas, la
nieve: despegarlo
del resto, la voluntad, la
orden de captura —lo que dice la prensa de
allí: y que también se desvanece
con esta bruma intensa. Así
avanzo hacia el
silencio, hacia ser una silueta improbable —
algo en lo que nadie cree.
lunes, 7 de abril de 2014
CAPÍTULO 25 - WALTER: LAS FOTOS DEL RECONOCIMIENTO
"Parece
una actriz; ¿quién es, Pá?", pregunta
Lucas, iluminado, desde el asiento
del copiloto, revisando los sobres de la guantera. El sol
se refleja en su flequillo
rubio, se multiplica
por los alambres de su ortodoncia, inundando el interior
del coche
que ahora pasa lento junto al baldío, gira, se
detiene junto al muro
de la planta cárnica. Están los restos
de afiches descoloridos, se anuncia un cómico, el viernes 18, un festival
de baile náutico, un evento de música country: pasa un perro, Lucas
lo mira: "cuando termine el viaje, voy
a comprarte un perro", le
digo. Vuelvo a girar, pasamos
frente al inmenso portón metálico de la fábrica: "pero
no es una actriz, ¿no, Pa?"
una actriz; ¿quién es, Pá?", pregunta
Lucas, iluminado, desde el asiento
del copiloto, revisando los sobres de la guantera. El sol
se refleja en su flequillo
rubio, se multiplica
por los alambres de su ortodoncia, inundando el interior
del coche
que ahora pasa lento junto al baldío, gira, se
detiene junto al muro
de la planta cárnica. Están los restos
de afiches descoloridos, se anuncia un cómico, el viernes 18, un festival
de baile náutico, un evento de música country: pasa un perro, Lucas
lo mira: "cuando termine el viaje, voy
a comprarte un perro", le
digo. Vuelvo a girar, pasamos
frente al inmenso portón metálico de la fábrica: "pero
no es una actriz, ¿no, Pa?"
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