lunes, 21 de octubre de 2013

CAPÍTULO 03 - LENKA: NO ES CIERTO


No es cierto que estuviera todo el día en la cama, con el pulmón

pidiendo más descanso. Qué nada. Carmen paseaba por la casa, 

contando y explicando cada desplazamiento. Yo

no soy nadie, como le dije a Bernat

cuando vino a querer saber más: "Bernat, 

yo era gimnasta, pero estos brazos

los tengo de fregar las bandejas, los platos... Me distraigo

y se cae una copa: ¿eso es poco?" Entonces se fue con

su tabaco; yo sigo limpiando aquí

y después veo pasar a Quim con la caja, y su pose

es la del hombre nuclear. No es que sea

malo, ni nada, sólo está dominado por sus 

cosas, todo

lo de allá arriba lo tiene girándose los ojos. Decía de Carmen: que era eso

lo que hacía en su casa, yo: un trinxat, el polvo

de los aparadores, las colchas a la tintorería. "Lenka; ¿oi que te he dicho

que no laves los pisos hasta el sábado?" El sábado

no llegó nunca para ella, y al volver al sitio estaba

todo cerrado, y ya no tengo que lavar el piso. La semana

pasada fuimos de compras, nos pintamos, me regaló un pañuelo que después

Boris —el hombre bala del circo— usó conmigo

una noche. Ahora no sé

dónde ha quedado nada de lo que sucedió antes del jueves, no me gusta

cuando pasan cosas, porque te hacen preguntas.


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