lunes, 25 de noviembre de 2013

CAPÍTULO 08 - BERNAT: NOCHE DEL LUNES

Me pregunto si sabe dónde estamos. Espere:

voy a encender las luces para que pueda verlo. 

¿Lo adivina, verdad? Esto

es nuevamente la entrada del pueblo, pero usted no lo había

notado. A eso me refiero, a que es posible que no haya sido la única

en confundirse. Pero dejemos eso: supongo que no le molesta

que fume. Mire

a su alrededor ¿no encuentra nada

fuera de lugar, nada que le parezca extraño? Está bien; yo

se lo diré: intente fijar su atención en aquella luz que se ve

sobre el capot, a la izquierda. Muy bien. Permítame que

sintonice la radio aquí; y ahora observe

lo que sucede con la luz. Es la casa de Quim. ¿Lo sabía?

Ahora apaguemos la radio y las luces

del auto. A su derecha debe haber una linterna, en el fondo

de la guantera; eso

mismo. Ilumine hacia el cielo

con tres señales cortas. Ahora aguardemos un poco. Ahí

está: véalo usted. Y ahora 

apáguela: nos vamos de aquí

ya mismo, tenemos que regresar al pueblo, aún tengo

que enseñarle una o dos cosas más. ¿Recuerda aquella carta

que le mostré cuando bajamos al Cráter, la de Boris; esa que usted

me preguntó cómo había podido conseguir? Le voy a revelar

algo: la primera vez que la leí

me pareció extraña, apenas eso. Y después comprendí: Boris

no actuaba con ningún jersey. ¿Por qué diría

eso del jersey? Piénselo: aquí está el papel, mírelo

con cuidado. ¿Sabe usted

lo que es un acróstico? Imagino que sí.-

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