¿Me dice usted que
han detenido a Lenka
o se lo digo yo? No importa, mire
Julia, se lo explico a mi modo: quieren
al chico del
circo, a Boris, eso, pero tampoco
a él, la quieren
a usted, a todos los que puedan, diciendo
que el caso está solucionado. ¿Le importa
si nos sentamos en aquel tronco? Prefiero así: se puede
ver el mar. Le habrán dicho
que tuve un accidente a la salida
de la Punta dels Farallons, y que perdí
a mi mujer; en el pueblo
les encanta repetir aquella historia. Se sientan
a jugar botifarra o ramiro en el bar, son hombres
respetables, llevan siempre sus camisas a rayas, compran
sus décimos de Navidad, y repiten la historia. Tal vez
sea verdad. Tal vez
sea por eso que vivo aquí, en el
observatorio, como le llamo. Si les
insiste
le dirán que tuvimos un hijo, pregúnteles, sabrá
por ellos que se llamaba Didàc, se
llama, y que a él, no el mar
sino el desierto
lo guarda.
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