Vivir entre veinte
y treinta mil días: ¿le parece a usted
poco
o mucho? La vida de un hombre
equivale aproximadamente a la de tres
caballos; la de un caballo, a
la de tres perros: y sin embargo, las matemáticas
mienten: ¿no
lo cree usted así? Hay algo inconmensurable
en cada ser; eso, y no
que tuviera 36 años
fue lo que pensé cuando murió Lila. La gente del pueblo
supone que vivo atormentado, que me siento
culpable
del accidente. ¿Importa
que no sea eso, sino la dentención de todo
cuanto ella era
lo que me intriga? Soy uno, diciendo
de mí mismo: esto
soy. Y ellos
prefieren otro Quim, uno
abatido, contando los insectos que se posan
en el techo, las piedras puntiagudas, los huesos
de un animal muerto. Somos
algo distinto de esos veinte o treinta mil
días; ¿exactamente
qué?
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