Durante los primeros veintisiete
minutos se formularon diecinueve preguntas; pero lo interesante
no es esa relación —nada infrecuente— sino que las respuestas
guardaban la siguiente secuencia: tres sí, y luego
un no. No me pregunte
lo que usted debería saber: tres sí
y luego un no, es el patrón conocido como
"el salto del cómplice", como un caballo, si juega usted
ajedrez. Por ejemplo, a las preguntas de si el nombre de ella era
Lenka Reiner, y si
nacida el 23 de septiembre de 1979 en República
Checa, y si hija de Orman Sines Reiner, astrónomo, con Petra
Myses, respondió que sí, pero a la
subsiguiente cuestión —que he transcripto junto con todas
las anteriores y las posteriores, según es
mi deber— a la pregunta, digo,
de si estaba ella involucrada directa
o indirectamente en la muerte de Carmen Centurión
Llobet, acaecida el pasado 2 de octubre en este mismo
municipio, respondió
que no. ¿Lo ve? En ese momento
el viento golpeó la ventana
violentamente: eso no lo encontrará usted
en las notas porque en principio
no es relevante, pero quizás lo sea. Y Lenka
Reiner
miró hacia los árboles del parque, y murmuró
algo incomprensible. ¿Cree usted
que a la propia Lenka, ese murmullo le resultara
realmente incomprensible, como consta en las
actas? Yo diría que no
miraba los árboles, o no apenas eso. Pero de ser
así: ¿que estaría mirando?
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